Se desparraman los restos de las flores

Se desparraman los restos de las flores
por el suelo.
Arriba, las rosas se desgastan, se marchitan,
pierden el color, se deshacen.
La que fue la más bella
del jardín cae, como todas,
rendida bajo el peso del tiempo.
Sólo de ella quedan
unos cuantos pétalos desperdigados
y un cáliz sobre el tallo.
Sus espinas conservan
el color de la sangre
de dedos incautos
que a ella se acercaron.
¿No era eso acaso antes,
pétalos, cáliz y tallo?
¿Qué ha cambiado?
Su belleza. Ya no es bella,
ya no es símbolo de plenitud
sino de falta, añoranza, tristeza.

Con la primavera volvió la poesía, pero
rápido, muy rápido pasó la estación;
¡esperemos que dure más el verano!




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