Izan

Mirada observadora, gestos nerviosos,
manos prietas, piernas intranquilas.
Unas veces sus ojos gritan,
otras sus pequeños labios lloran.
¿Qué nuevos e incontrolados sentimientos
se esconden tras su inocente boquita
llena de espuma marina?
Muecas de tremendo disgusto
o fugaces sonrisas.
La vitalidad que el bebé desborda
es emocionante.
¿Cómo puede crecer tanto este niño?
¿Cómo puede estar más grande cada día?
Ya me lo imagino
corriendo a mirar cada esquina.
¿Cuándo gateará? ¿Cuándo andará?
Al ritmo que lleva, poco le ha de faltar.
¿Cuándo hablará? ¿Cómo será su vocecilla?
Pronto, que ya balbucea y queda tan fresco.
¿Y los brazos? ¿Cuándo cogerá cosas?
Hacia ellas sus ojos van y sus manos agita.
¿Está bloqueada España?
No; incluso sin políticos sigue la vida.




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