Poemas de intimidad

Poemas son éstos

confeccionados de tal forma,

cuidando tanto las palabras que contienen, su

sonoridad, lo que describen y

lo que no, lo que insinúan y lo que

definen con claridad,

que la mejor y más placentera manera de leerlos es

en la intimidad de uno consigo mismo,

en la tranquilidad de un cuarto sin

distracción alguna;

pero, al mismo tiempo,

están escritos de tal manera que

una vez que empiezas, te zambulles en ellos y

te adentras en sus versos hasta

olvidar todo cuanto a tu alrededor está, y

pasáis a ser únicamente el libro entre tus manos

y tú, en la inmensidad del mundo que

siempre es menor y, tal vez, menos interesante, que

el que te abren esas palabras impresas en esas páginas

que devoras con la mirada.


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Escasas palabras

de lo más profundo de la tierra extraídas,

raras piedras preciosas recogidas

de los más hermosos prados

donde los ríos fluyen con versos alados

y del suelo brotan los más profundos sentimientos

y de los árboles penden los más deliciosos frutos,

áureo regalo de la vida y la naturaleza,

son éstas. Palabras

recogidas en los momentos de los días y las noches donde,

cuando se tiene el privilegio de vivirlos,

por todas partes disparan fuegos artificiales,

color,

vitalidad;

es la creatividad que invade cuerpo y mente

en los momentos más lúcidos y verdaderos de

la vida del poeta.

Éste te abre las puertas y ventanas,

sube las cortinas y descorre el telón,

y te invita a abrirte a ellas, las palabras,

que te conducirán como barco surca el tranquilo océano en

la inmensidad de la poesía.

Disfruta y que tus ojos fluyan de

verso en

verso.

El viaje comienza ahora.

Lectores al tren.

22

¡Veintidós! ¡Veintidós!

¡Veintidós! ¡Veintidós! ¡Veintidós!

Dichoso número que nos une

como el azar nos unió una noche de otoño.

Esos patos gemelos que nos acompañan

cada día,

cada hora,

cada vez que posamos la mirada sobre

la pared de nuestra casa.

¡Veintidós! ¡Veintidós!

¡Veintidós! ¡Veintidós! ¡Veintidós!

Yo con palmas quiero animarte

a bailar conmigo esta noche

como aquel veintidós dichoso

en que al fin nos encontramos,

el uno al otro,

y entre tanta gente me elegiste a mí

y yo te elegí a ti.

¡Veintidós! ¡Veintidós!

¡Veintidós! ¡Veintidós! ¡Veintidós!

Hermosa cifra que nos representa.

Delante de ella dame la mano, que

quiero bailar contigo

para toda la vida.