Tristeza en tres movimientos

Primer movimiento: lacrimoso


Hace poco la tristeza vino a visitarme.

Entró en mi casa un día indeterminado

y no llamó a la puerta:

se coló no sé por dónde y,

desde entonces, me ha acompañado,

siempre más próxima,

siempre más tenaz, siempre

succionando mis fuerzas,

mis sonrisas,

mi descanso.

Me pesa sobre los hombros y

me impide la acción.

Y desde entonces siento melancolía de

tiempos pretéritos en los que fui feliz

y me cuestiono: ¿por qué ahora no lo soy?

¿qué ha cambiado?

Quiero llorar, quiero gritar, quiero

avisar de que está aquí dentro y

ha invadido mi pecho;

mas me da vergüenza reconocerlo.

¿Qué hago yo sintiéndome así?

Yo no sé quién la ha llamado,

ni por qué,

ni cuándo se piensa ir.

Hoy por fin la he visto. La encontré

bajo mi cama,

Y parecía demasiado cómoda.

Le pregunté qué hacía allí,

desde cuándo,

cuánto pensaba quedarse;

mas su única respuesta fue

un gélido abrazo y, ante mis dudas,

sólo silencio.


Lacrimosa - Réquiem de Mozart


Segundo movimiento: adagio


Cuando supe al fin

que la tristeza estaba conmigo

empezó mi curación.

No comprendía por qué había venido,

pero sabía que se volvería a ir, o la echaría yo a patadas.

Tardé en identificarla pues

nunca antes le había visto el rostro; y,

hasta ese momento,

no fui consciente del problema,

ni de su magnitud,

ni de su naturaleza.

Mas al cabo la encontré y me sentí algo mejor.


Adagio - Concierto para oboe en Re menor de Alessandro Marcello


Tercer movimiento: allegro ma non troppo

 

Un día cualquiera, no mucho después,

miré bajo mi cama y sólo vi pelusillas.

Busqué en todos los rincones,

miré en todos los armarios,

abrí todos los cajones:

ya no estaba en mi casa.

De la misma manera que vino se fue,

gradualmente y sin avisar

ni dar explicaciones.

Ahora que le he visto la cara a la tristeza sé

que su carácter es voluble,

imprevisible

y, también, tímido.

Para echarla hay que encararla y

ponerse delante del espejo.

Ése es el primer y mayor paso.

 

Allegro ma non troppo - Sinfonía nº6 de Beethoven 

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Eliminé el anterior comentario por fútil. Este no será más brillante, pero tal vez logre expresar algo. Las "pelusillas" son lo mejor que se puede encontrar bajo al cama. O un libro. La tristeza se hace la tímida, pero es insolente. Me gustan tus movimientos poéticos. Y te seguiré leyendo. Gracias.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Gracias a ti, Noviembre púrpura! Comentarios como el tuyo son siempre bien acogidos y motivan a seguir escribiendo. Sé bienvenida/o a mi espacio, espero leerte más en los comentarios.

      Eliminar