Cigüeñas en el cielo

Ya la tarde caía del penúltimo día del año,
y el sol, oculto entre ladrillos, reflejaba
sus últimos rayos sobre el río,
cuando de poniente, de repente,
decenas de puntos negros salpicaron el cielo.
En su ciego caminar, los viandantes alzaron la vista para contemplar el raro espectáculo.
¡Mira, hijo! -decía el anciano a su nieto- ¡son cigüeñas!
Planeando iban, camino a lo más oscuro de la noche, que ya asomaba,
siguiendo siempre su trayectoria, pero
demorándose en el vuelo, despreocupadas,
haciendo mil espirales desordenadas,
como si a todos quisieran enseñarnos sus gráciles movimientos.
Antigua imagen de mal agüero,
una escena así vio hace siglos don Pedro Girón,
quien había de casarse con Isabel la Católica
y pacificar el reino,
y fue hallado muerto en su tienda al alba.
El dicho dice:
“Por san Blas, la cigüeña verás, 
si no la ves mal año es”, 
mas no estamos a tres de febrero... 
¿Será que tan singulares aves anuncian sucesos funestos?
¿Presagian tal vez hechos horrendos que
nos depara este año nuevo?
No sabría yo responder, ni meterme quiero en tal embrollo;
no soy hombre de supersticiones, pero tampoco de banalizar.
Lo que tenga que venir, bienvenido sea.
Mas me parece imposible que una imagen tan bella
guarde un significado oscuro.
Sea como fuere, y venga lo que tenga que venir,
ojalá 2021 traiga cosas mejores 
de las que nos está mostrando hasta ahora.



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