Soledad (10-9-13)

   Siempre había sido un chico solitario. Desde pequeño le gustaba ir a un bosque cercano a su urbanización y pasear entre las encinas, ya fuera primavera, verano, otoño o invierno. Era una forma de alejarse tal vez por unos momentos de todos sus problemas: de los gritos en casa, los abusos de los compañeros de clase...
   Pero ese día de septiembre, que nunca olvidaría, fue distinto. No estaba solo en aquel encinar. Deambulando por allí vio a una muchacha hermosa, seguramente de su edad. Era rubia, de ojos verdes como un caudaloso río y de piel blanca como la nieve. Parecía distraída, metida en su mundo, llevada por sus pasos hacia ningún sitio. Él la observaba desde un pequeño puente de madera que cruzaba uno de los sendos riachuelos que surcaban el bosque. Cosa extraña. No solía haber nadie por esos lares. Y lo que más lo extrañaba era el no haberla visto nunca. Finalmente, se decidió a saludarla. Cosa extraña también. Siempre había sido un chico tímido, raramente se acercaba a las chicas de su edad; pero con ésta había algo distinto y no sabría explicarlo. La saludó. Ella no lo había visto y se sorprendió, pero pronto estuvieron sentados sobre las hojas secas, apoyados en un árbol, charlando sobre cualquier cosa.
   Esto pasó día tras día, mes tras mes. Hiciera frío o calor, lloviera o granizara. Habían encontrado un pequeño escondrijo, un agujero hecho en unas piedras donde cabían sentados y podían resguardarse de las inclemencias del tiempo. Tenían los mismos gustos: les encantaba leer, el cine, escuchaban la misma música, ambos tenían problemas con sus padres... Él creía que había algo mágico y a la vez extraño en su relación Había veces que estaban callados todo el tiempo, contemplando el paisaje o caminando; otras hablaban sin parar...Incluso algunas veces pasaban el tiempo mirándose fijamente.
   Él sentía algo cada día más profundo por ella, algo que no había sentido antes por una chica, y no sabía cómo actuar ni qué hacer cuando pensaba en ello. Pero cuando estaban juntos, todos los problemas se esfumaban. No había momentos incómodos ni tensos; no había discusiones ni riñas. Ella era la mujer que él siempre había soñado. Era perfecta...
   Hasta que un día de junio, en que estaban sentados en un saliente de roca desde el que se alcanzaba a ver buena parte del panorama, sucedió. Lo recordaba perfectamente, como si hubiera sido ayer. Estaban hablando de lo que harían esas vacaciones. Ella iría a su pueblo y se iba al día siguiente. Él viajaría por su país, pero no sabía cuándo se iría. Lo cierto es que la idea de no verla en un tiempo lo entristeció, y bajó la cabeza, meditabundo. Ella se dio cuenta, y cogió su barbilla con una mano y la subió para que lo mirara. Estaba llorando, y le enjugó las lágrimas. "No llores, bobo. Volveremos a vernos... pronto." Le decía. En estas estaban cuando ella se acercó lentamente hacia él. Éste no sabía muy bien que hacer, así que la imitó. Esos momentos se le hicieron eternos, hasta que al fin sus labios se rozaron. 
   Él nunca pensó que su primer beso sería así. Fue algo mágico, extraño, y a la vez... frío.

   El verano pasó. Esperaba pletórico el momento de su reencuentro, y casi corría hacia el saliente de piedra donde se vieron por última vez. Era septiembre. Se conocían desde hacía un año, pensó. Y mientras esperaba, se puso a rememorar todos los hermosos momentos que habían pasado. Así estuvo, absorto en sus pensamientos y buscando con la mirada su llegada, hasta el anochecer. Día tras día, mes tras mes, él fue a aquella piedra y a mil sitios más. Pero ella no llegó. Pasó un año, y con él toda su ilusión y esperanza. "No volverá" pensaba. Y lloraba amargamente, sin nadie que lo consolara en aquel bosque solitario. Solitario como lo era él. Y como siempre lo sería, pensaba.
   Pero un día, paseando por el bosque, tropezó con algo. Tras maldecir aquello que fuera, lo observó. Era una lápida, y parecía ser muy antigua. La limpió como pudo con la mano y, cuando contempló el nombre que en ella estaba escrito, enloqueció.

   A los pocos días, su cuerpo fue hallado junto a la lápida. Se había ahorcado, y su cara reflejaba una expresión de terror tal que nadie quería tocarlo. Finalmente fue enterrado debajo de donde se había suicidado... junto a Ella.




2 comentarios:

  1. Increibleee!! Como escribes tan bien??! Te envidio����������������������������☺❤☺��. La ultima parte pelos de punta!!

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