Ese mágico momento
en que se unen nuestros labios,
cuatro,
haciendo un único,
uno,
delicioso,
irrepetible beso.
Tu boca abierta
es como una bellísima flor
carnívora;
yo quisiera en ella posarme,
entrar, libar su miel;
y sin miedo vuelo hasta ella.
Confiado hasta tus labios
planeo, y me
dejo engullir por ellos;
me dejo llevar por
la ternura,
el calor,
la suavidad,
tus mordiscos...
Y por más que
me agite,
me revuelva,
te devuelva besos,
mordiscos,
caricias, abrazos;
siempre caigo rendido
entre tus tramposas redes
de amor.
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