Esta noche de
insomnios cubiertos de versos,
las musas me arrojan sobre la pluma.
Palabras son éstas
salidas de mi alma.
Si ante su profundidad y sinceridad
no te inmutas
¡Oh, impasible amada!
¿Qué será de mí?
Pero si aceptas venir conmigo,
seremos como las estelas
de dos dispares aviones
que lejanos paran
en un mismo aeropuerto.
En el cielo nuestro gas se cruza,
en la tierra nuestros caminos se encuentran.
Seremos como dos libros
desordenados, amarillentos,
que al ponerse en su sitio
acaban donde debían estar,
juntos.
Seremos dos gotas de agua
que lanzadas desde las nubes
se unan en un pequeño charco
y reflejen el cielo.
Dos rocas en la montaña
que labradas y colocadas
formen parte
de una obra de arte.
Unos acordes que formen una melodía.
Yo seré viento que rozará tus aguas.
Tú serás la luz que me despierte cada mañana.
¿Qué otra cosa puedo hacer sino
llamar a tu puerta
si estoy enganchado a ti?
Amoroso lazo me ata a tu cintura,
fervorosos sentimientos a tu corazón.
¿Podrás negarme el placer de
mirarte, conocerte, viajar?
¿Podrás negarme que cuando mis ojos y tus ojos coinciden
hay una chispa que crece, sube,
y se hace bengala en tus pupilas?
Luz, rocas, aguas, viento y estelas,
todo eso y más
seremos, sólo hace falta un sí.
¿Quieres?
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