Cavilaciones

     Tras horas de trabajo, levanté la cabeza y miré por la ventana. La primavera estaba en expansión, el cielo limpio y claro, el río en ejarbe... El sol trazaba una lejana franja de luz y sombra en el lejano llano. Una pareja de gorriones se cruzó ante mi vista. Era tan fácil imaginar ser uno de ellos y volar en libertad... Mas no, rápidamente pensé que prefiero ser como soy, complejo y dichoso en mi eterno conocimiento. Debe de ser aburridísimo ser un simple pájaro, sin pensar... Mi ventura no se limita a tener alimento todos los días, pues yo tengo un objetivo, varios objetivos en la vida, y en conseguirlos y disfrutar del camino hacia ellos, por duro y difícil que parezca, y en gozar al llegar a ellos está mi felicidad. Algunos son fines en sí mismos, como aprender, sentir, amar... El gorrión, en su simpleza, sólo busca comer y criar, y su único entretenimiento es cantar. Pero cuidado. No es necesario ser gran cosa para alegrar a alguien. Sus solos trinos pueden animar a pesar de no buscar hacerlo.
     La fortuita caída de un lápiz al suelo me espabiló y, después de recogerlo, como si yo mismo hubiera caído de entre las nubes, seguí con mis estudios; con mi camino hacia un viejo sueño. Es tan fácil desviarse...

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