En estos días de encierro
he tenido tiempo demás para reflexionar,
y mucho lo he hecho sobre mi
afán de escritor.
No hace mucho, una fiebre invadía mi mente que
se reflejaba en mis manos; mas
ya la poesía parece salida de mí
y yo ando cojo,
agarro manco,
veo tuerto.
Me falta el arrojo.
¿Qué es lo que me frena?
¿Qué lo que me inquieta?
¿Qué detiene a estos dedos sobre el teclado?
Tal vez la pérdida de costumbre,
tal vez la falta de lecturas inspiradoras,
¡puede incluso que la ausencia de inspiración misma!
O tal vez ninguna idea me agrade,
o no sea capaz de plasmar mis ideas.
Quiero crear algo nuevo y necesario
y olvidar los lenguajes antiguos,
colmados de frutas podridas hace décadas,
tiradas por el suelo como
bodegón barroco.
¿Cómo usar palabras firmes y evocadoras sin caer en el arcaísmo?
Mucho he cambiado, mis ideas, mis aspiraciones...
por ello me tiembla el pulso al
cincelar con palabras la imagen que imagino.
Mucho he cambiado, sí,
pero aún tengo alma de poeta y,
por suerte, las ascuas aún arden y,
cuanto más me lo cuestiono,
más parecen querer salir de mí las letras que me habían dejado,
dejándome mudo,
recobrando la voz.
Por ello ahora grito que
no cejaré en mi empeño;
pues poeta soy,
y así voy a seguir.
Puedes ver recitado este poema en mi canal de Youtube https://youtu.be/DgynN1jf_4g
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