El mundo está escaso de poesía.
Poesía que inflama los sueños,
poesía que es la medida de lo humano,
poesía que materializa en las pequeñas y
más cotidianas cosas
los anhelos, los sentimientos
que todos compartimos.
Ingenieros, arquitectos,
obreros,
oficinistas, recepcionistas,
jardineros y fabricantes,
la Humanidad entera,
todos debiéramos conocer
la mirada poética para
encarar el mundo y
transformarlo.
Todos debiéramos observar y
dejarnos conmover
por las cosas más pequeñas y maravillosas,
o las más habituales pero extraordinarias;
y, entre todas ellas,
en el centro quizás,
la más hermosa y excepcional del mundo todo;
la única capaz de crear poesía.
El hombre.
Sí, todos debiéramos conocer las notas de la poesía
para componer libremente la música de
nuestro universo
y componernos a nosotros mismos.
Para hacerlo siempre más bello,
más agradable,
rebosante de arte.
Para hacerlo, en fin, más humano.
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