Cuando nuestros cuerpos se rocen, arderá la chispa de la pasión
como dos cantos rodados chocándose,
como El beso de klimt,
Y se extenderá con nuestras manos impacientes, agotándose la mecha.
Y nuestras bocas anhelantes acabarán explosionando.
Entonces ni el más poderoso dios ni el más fuerte diluvio sofocará el incendio.
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