Cáceres

Varios meses después, y varios viajes añadidos a mi mochila, sigo pensando en éste y en los versos que inspiró.

Bajo las tranquilas sombras nocturnas
de una terraza
se alcanzaban a oír los tambores
de una lejana procesión.
La piedad de Cristo representada.
Otro ruido traquetea de fondo:
maletas.
Maletas de todos los
tamaños y colores.
Maletas que vienen,
maletas que se van.
Las nuestras se unirán pronto a ellas.
Negras figuras suben y bajan
por las calles empedradas.
Cáceres,
ciudad sin catedral,
ciudad fortificada por
culturas diversas y lejanas.
Con murallas rojizas,
robustas torres.

Tierra de conquistadores,
tierra de cabrones.
Tierra de gallardos, valerosos,
osados, intrépidos;
tierra de desesperados, de bandidos,
de ladrones y de luchadores.
Cáceres.
Tierra que tan bellos nombres ha legado,
tu guerrera figura ha quedado por siempre
grabada en la historia y
en mi pecho.




Plaza mayor de Plasencia.










Trujillo.

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